Este cuento es ideal para ayudar a los niños a afrontar sus miedos. A través de la metáfora de la luz, se les muestra que los pensamientos positivos pueden iluminar la oscuridad y convertir el miedo en alegría. La historia es sencilla, tierna y llena de esperanza, perfecta para compartir en familia durante la Navidad.
Minilibro La tristeza de la estrella solitaria
En la cima del árbol de Navidad, vivía una estrella llamada Celeste. Era una estrella muy especial, pues tenía un brillo plateado que se podía ver desde lejos. Pero Celeste no estaba contenta. Se sentía sola y triste porque nadie la miraba. Las otras estrellas del árbol, más pequeñas y brillantes, estaban cerca de las luces de colores, y todos admiraban su luz. Un día, Celeste le contó su tristeza al viento. El viento, que siempre escuchaba las penas de los árboles y las estrellas, le dijo: «Celeste, ¿por qué no cambias de lugar? Si te acercas a las luces, también brillarás con más fuerza». Celeste dudó un poco. Le daba miedo alejarse de la cima del árbol. Pero, recordando las palabras del viento, se decidió a bajar. Poco a poco, fue deslizándose por las ramas, hasta que se encontró junto a las luces brillantes. Y entonces ocurrió algo mágico. La luz de las luces de colores reflejó en Celeste, haciendo que su brillo plateado fuera aún más intenso. Las otras estrellas se maravillaron con su belleza, y ahora, Celeste era la estrella más brillante del árbol. Las personas que miraban el árbol se asombraban con la luz de Celeste. Todos admiraban su brillo y su belleza, y Celeste, por fin, se sintió feliz. Ya no estaba sola, y su luz iluminaba a todos los que la contemplaban. ¿Qué le dijo Celeste al viento? ¿Por qué Celeste se sentía triste? ¿Qué hizo Celeste para sentirse mejor? ¿Cómo se sentía Celeste al final de la historia? Este cuento nos enseña que la tristeza a veces se puede superar cambiando nuestro entorno. La tristeza de Celeste se alivió al cambiar su posición en el árbol. Podemos aprender que a veces, un pequeño cambio puede hacer una gran diferencia en nuestras vidas.
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