El Principito y el Secreto de Papá Noel El Principito, tras dejar su pequeño asteroide, decidió emprender un viaje por el universo en busca de nuevas aventuras. Su nave, una estrella fugaz prestada a un hada madrina, lo llevó a un lugar insólito: el taller secreto de Papá Noel. Se maravillaba al ver a los duendes diminutos, con sus gorros puntiagudos, trabajando incansablemente. El aire olía a pino, galletas recién horneadas y magia pura. El Principito, acostumbrado a la soledad de su planeta, sentía una calidez especial en aquel lugar tan bullicioso. Papá Noel, un hombre robusto con una barba blanca como la nieve y unos ojos que rebosaban alegría, se acercó al Principito. Este, un poco tímido al principio, le contó su viaje y su deseo de conocer el secreto de la Navidad. Papá Noel, con una sonrisa pícara, lo invitó a sentarse en un cómodo sillón junto a una chimenea donde ardía un fuego crepitante. El ambiente era mágico
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