El Secreto del Copo de Nieve Mágico
En un pueblito blanco como la leche, vivían dos amigos inseparables: Berta, con su risa tan brillante como el sol de verano, y Carlos, tan travieso como un monito. Juntos jugaban en el bosque, construían castillos de nieve y compartían sus secretos. Un día de invierno, la abuela Emilia les contó la leyenda de la Reina de las Nieves, una mujer hermosa, pero de corazón helado como un témpano de hielo. Esa noche, mientras Carlos miraba caer la nieve, un copo enorme y brillante se pegó al cristal de la ventana. ¡Era mágico! El copo brilló intensamente y de repente, una figura elegante y fría apareció delante de Carlos: ¡Era la Reina de las Nieves! Sus ojos brillaban como estrellas congeladas. Carlos quedó cautivado por su belleza gélida. La Reina, con una sonrisa tan fina como el hielo, le ofreció un helado cristalino. ¡Carlos lo probó! Inmediatamente, sintió un frío extraño recorrer su cuerpo y su corazón se enfrió como un cubo de hielo. Ya no recordaba a Berta, ni las risas, ni los juegos en el bosque, ni siquiera sus dulces caseros. Berta, al ver a su amigo tan cambiado, estaba triste y preocupada. Carlos se volvió huraño y distante, sus ojos carecían de su brillo habitual, como dos piedras grises. Berta, decidida a traer de vuelta a su amigo, decidió buscarlo. La abuela Emilia la alentó:
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