Mini-libros La Brillante Estrella de Perseo – Cuentos de emociones – Vídeo

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La Brillante Estrella de Perseo En la soleada Grecia, vivía Perseo, un niño valiente con rizos castaños y una sonrisa traviesa. Llevaba siempre una túnica azul y unas sandalias de cuero gastadas. Su mejor amigo era un pequeño halcón llamado Ícaro, con plumas doradas y ojos brillantes como ágatas. Un día, la amable diosa Atenea apareció ante ellos, con una larga túnica blanca y una corona de hojas de olivo. Atenea tenía ojos celestes y brillantes, y sostenía un escudo de bronce pulido que reflejaba la luz del sol. Atenea explicó que Medusa, una criatura con cabellos de serpiente, había convertido a muchos en piedra con su mirada. ¡Pero su mirada solo era peligrosa si se miraba directamente!, aclaró Atenea. Su brillo podía ser controlado con un escudo brillante que reflejara la mirada de Medusa. Perseo, con su valentía innata, aceptó la misión de encontrar a Medusa y vencer su magia, sin hacerle daño. Ícaro, con sus alas á giles, iba a guiarlo. El viaje fue largo y lleno de aventuras. Perseo e Ícaro atravesaron bosques frondosos donde jugaban las ninfas, y cruzaron ríos cristalinos donde nadaban peces multicolores. Ícaro, con su visión aguda, les guiaba siempre hacia el camino correcto. Perseo aprendió a confiar en sus instintos y en la ayuda de su amigo alado. Finalmente, llegaron a la cueva donde habitaba Medusa. Era un lugar oscuro y misterioso, lleno de extrañas formaciones rocosas. Perseo, con el escudo de Atenea, se preparó para el encuentro. Perseo, con el escudo de Atenea en alto, se acercó con cuidado. Miró el reflejo de Medusa en el escudo, guiando sus pasos. La imagen reflejada estaba borrosa, pero Perseo vio una silueta serpenteante, no un rostro aterrador.
Perseo, con un movimiento rápido y preciso, lanzó su espada. No golpeó a Medusa, sino la base donde estaban sus serpientes, cortando cuidadosamente sus cabellos. Las serpientes se desvanecieron en polvo, y un brillo suave emanó de la cabeza de Medusa, transformándola en una piedra preciosa, un cristal centelleante, la brillante estrella de Perseo. Con la

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