La noche en que el Grinch salvó la Navidad En el pueblo de Villa Alegría, vivía el Grinch, un gruñón con el corazón más pequeño que una avellana. Odiaba la Navidad, con sus luces, villancicos y alegría desbordante. Cada año, intentaba arruinarla, pero siempre fallaba. Este año, tenía un plan maestro: robar la estrella mágica que iluminaba el gran árbol del pueblo. Mientras se acercaba sigilosamente al árbol, escuchó unos sollozos. Era una niña pequeña, Lucía, que había perdido su muñeca preferida, una muñeca de trapo llamada Lupita. El Grinch, sorprendentemente, sintió un pinchazo en su corazón, tan pequeño como era. El Grinch, con un suspiro, buscó a Lupita. La encontró bajo un banco de nieve. La limpió con cuidado y se la devolvió a Lucía. La sonrisa de la niña, radiante como el sol, calentó algo dentro del Grinch que él jamás había sentido. De repente, comprendió que la Navidad no era sólo luces y villancicos, sino compartir alegría y ayudar a los demás. En vez de robar la estr ella, la colocó en lo alto del árbol, haciendo que brillara con más intensidad que nunca. Esa noche, el Grinch, por primera vez, sintió el verdadero espíritu navideño. No sólo había salvado la Navidad, sino que había encontrado algo mucho más valioso: un corazón un poco más grande. ¿Qué hizo diferente el Grinch este año? ¿Cómo cambió la perspectiva del Grinch sobre la Navidad? ¿Qué lección aprendió el Grinch? ¿Cómo crees que se sintió Lucía al recuperar a Lupita? Reseña educativa:
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