Mini-Books El Grinch Gruñón y el Árbol Mágico
El Grinch era un ogro verde y peludo que vivía en una cueva helada, gruñendo todo el año. Odiaba la Navidad, ¡odiaba las luces brillantes y las risas alegres! Creía que la Navidad era una fiesta ruidosa y sin sentido. Este año, estaba decidido a arruinarla para todos los habitantes del Bosque Encantado. El día de Nochebuena, el Grinch bajó a la aldea con un saco enorme. Robó todos los regalos, las luces y hasta el árbol de Navidad más grande y hermoso del pueblo. Lo cargó en su trineo y volvió a su cueva, riendo con malicia. Sin embargo, el árbol tenía algo especial: era mágico. De repente, mientras el Grinch reía, el árbol empezó a brillar. ¡Sus ramas comenzaron a cantar canciones alegres! El Grinch tapó sus oídos, pero las canciones entraban por sus pies. Sus gruñidos se convirtieron en suspiros, su corazón de piedra se ablandó un poquito. Una pequeña ardilla, con ojos brillantes como estrellas, se acercó al Grinch. Le ofreció una pequeña nuez, un pequeño regalo lleno de alegría navideña. El Grinch, sorprendido, la aceptó. La nuez era dulce y cálida, calentando su corazón helado. El Grinch empezó a sentir algo nuevo en su interior, algo parecido a… ¡alegría! Escuchó las canciones del árbol mágico y las voces felices de los animales del bosque. Sintió un calentito en su barriga, tan suave como la nieve recién caída. El Grinch, con lágrimas en sus ojos verdes, cargó el árbol mágico de vuelta al pueblo. Decoró cada casa con luces y regalos, llenando el bosque de alegría y risas. Ese año, el Grinch aprendió que la Navidad era mucho más que regalos
