El Grinch Travieso y el Regalo Mágico
El Grinch, un ogro verde con el corazón como una piedra de hielo, vivía en una cueva oscura y solitaria. Odiaba la Navidad y sus alegres villancicos. Este año, decidió arruinar la fiesta robando todos los juguetes de Villaquién, la alegre aldea cercana. Con su gran saco, se preparó para su plan maquiavélico. Sigilosamente, el Grinch se deslizó entre las casas, tan rápido como una ardilla buscando nueces. Robó muñecas, coches de juguete, trenes y ositos de peluche. Su corazón, frío como el invierno, no sentía ni un poquito de compasión. Creía que la felicidad navideña era una tontería. De pronto, al recoger un pequeño osito de peluche, escuchó una vocecilla. Era un duendecillo, no más grande que su pulgar, que lloraba desconsoladamente. El duende, llamado Teo, le contó que el osito era su regalo de Navidad, y que lo cuidaba mucho. El Grinch, sorprendido, sintió un cosquilleo extraño en su corazón, como el vuelo de una mariposa. Nunca nadie le había contado sus sentimientos con tanta honestidad. Teo, con su inocencia, le regaló una sonrisa, tan cálida como el sol de verano. El Grinch, abrumado por la ternura del duende, decidió devolver todos los juguetes. Corrió a Villaquién, más rápido que un rayo, y dejó los regalos debajo del árbol navideño. La sorpresa en las caras de los niños fue una magia inigualable. Esa Navidad, el corazón del Grinch, tan frío y oscuro como una noche de invierno, comenzó a derretirse, convirtiéndose poco a poco en un corazón tierno y cálido como el fuego de una chimenea. Descubrió la alegría de la Navidad, no en los regalos, sino en la bondad y la alegría compartida.
¿Qué sintió el Grinch al escuchar al duende? ¿Por qué crees que el Grinch robó los juguetes? ¿Qué cambiaría si el Grinch no hubiera conocido a Teo? ¿Cómo crees que se sentiría el Grinch después de devolver los juguetes?
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